La inteligencia artificial, ya no es cuestión de ciencia ficción. Forma parte de nuestro día a día y se está integrando a la sociedad como un elemento tecnológico, metódico y participativo más.
La primera vez que se sintió a hablar sobre inteligencia artificial, o como la conocemos ahora “IA”, no fue con la homónima película de 1991 de Stephen Spielberg, sino que Alan Turing, conocido por su máquina capaz de desencriptar mensajes del ENIGMA durante la Segunda Guerra Mundial. El año 1950, Turing, empezó a utilizar estas palabras para denominar aquellas máquinas inteligentes que, gracias al desarrollo científico y tecnológico, serían capaces de programar cálculos inteligentes de forma autónoma.
Como herramienta de transformación
En los últimos dos años, la sociedad ha sentido a hablar mucho sobre como las IA revolucionarían el mundo tal como lo conocemos ahora, y, incluso, que serían una amenaza para algunos sectores laborales y económicos. Aun así, el que se ha observado es un aprovechamiento de los recursos que ofrecen estas herramientas para implementar y como mecanismos facilitadores, no como amenazas reales.
No tenemos que olvidar que estas máquinas y algoritmos han sido ideales y elaborados por personas reales de carnes y huesos, con sus sesgos y limitaciones, que se transmiten directamente a la máquina. De este forma, las Inteligencias Artificiales se pueden concebir como oportunidades y no como amenazas, las cuales nos permiten explorar su potencial e impacto, y así mismo, establecer límites ante las desigualdades que se observan.
ChatGPT, DALL-E, Gemini u otras plataformas de AI, no dejan de ser herramientas facilitadoras que nos pueden ayudar a realizar comunicaciones más accesibles, análisis predictivos, mecanización y optimización de procesos, favoreciendo a tareas creativas o para la automatización de contenidos, entre otras muchas, sin abusar de ellas. Despacio, se ha empezado a observar un aumento exponencial en el uso de las IA, y, así mismo un cambio de tendencia positivo en cuanto a su percepción social.
“Actualmente, 1 de cada 3 profesionales de diferentes campos de la comunicación y el periodismo usan diariamente la IA para optimizar su trabajo”.
IA y educación
La educación no se queda corta ante la imperativa llegada de las Inteligencias Artificiales. La capacidad de estas para transformar el aprendizaje y la enseñanza son evidentes. Nos permite personalizar contenidos, evaluar con más precisión, aumentar la motivación a través de propuestas, herramientas y metodologías más atractivas y, en el mismo momento, brindar accesibilidad en la educación abriendo un mundo de posibilidades para mejorar la calidad educativa.
Cómo se ha mencionado anteriormente, no tenemos que olvidar las limitaciones y capacidades de las IA, estas pueden ser grandes herramientas complementarias, pero no sustituyentes del factor humano. Abordarlas de forma consciente y responsable es una tarea que corresponde al profesorado y a la sociedad que participa en su enriquecimiento.
¿Qué herramientas de IA podemos usar para nuestro día a día?
En este punto te proponemos un ejercicio que puedes hacer en el aula en el cual te recomendamos una serie de aplicaciones de IA que te pueden ayudar a realizarlo más eficientemente. ¡Crea tu artículo de divulgación o actividad de experimentación científica!:
¿Sabiendo que no todo el impacto es positivo respecto a la aplicación de tecnologías IA en la enseñanza, qué impacto positivo puede tener sobre la educación?
- Personalización del aprendizaje: puede analizar las necesidades de aprendizaje de cada estudiante y adaptar el contenido educativo a su ritmo y estilo de aprendizaje.
- Tutores virtuales y asistentes de aprendizaje: los sistemas pueden actuar como tutores virtuales, ofreciendo apoyo adicional fuera del aula, teniendo en cuenta los posibles errores y sesgos que pueden contener.
- Automatización de tareas administrativas: facilita tareas administrativas que consumen mucho tiempo, como la calificación de exámenes y la gestión de horarios, liberando los educadores.
- Evaluación y seguimiento del progreso: pueden evaluar el progreso de los estudiantes de manera más eficiente y precisa, identificando áreas de mejora y adaptando los planes de estudio para abordar estas necesidades.
- Accesibilidad: ayuda a crear alternativas y ambientes más accesibles para estudiantes con discapacidades mediante la creación de interfaces adaptativas, programas de lectura.
- Enriquecimiento del contenido educativo: crea contenido educativo más interactivo y atractivo, como simulaciones y juegos educativos que pueden hacer que el aprendizaje sea más divertido y efectivo.
- Detección de lagunas en el contenido: analiza los contenidos y sistemas de aprendizaje para identificar tendencias que pueden ayudar a los educadores a mejorar los materiales de enseñanza y los currículums.
- Formación docente: proporcionan a los docentes simulaciones y entornos de práctica que los permiten mejorar sus habilidades pedagógicas en un entorno controlado.
El futuro ya es aquí
En Funbrain estamos comprometidos al ofrecer el mejor servicio en educación y ciencia. Creemos en una sociedad educadora y en la responsabilidad de formar e inspirar a través del método científico desde las primeras etapas de la vida.
Por esta razón, iniciamos un curso escolar más las visites – taller a las instalaciones del Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS). En estas los alumnos pueden disfrutar de una experiencia 360 para conocer la capacitación del Mare Nostrum 5 y de sus posibilidades. Con el programa “Somos Investigadoras” tiene como objetivo fomentar las vocaciones científicas y el conocimiento científico y tecnológico a los más pequeños.
El supercomputador Mare Nostrum 5 es un claro ejemplo de cómo podamos la IA es un pilar fundamental por el adelanto en la investigación, haciendo inciso en la optimización de procesos, análisis y obtención de grandes cantidades de datos en segundos y predicciones de sucesos científicos futuros. El Mare Nostrum 5 tiene previsto aumentar casi un 50% su capacidad en el próximo año además, permitirá desarrollar procesos más complejos para las investigaciones en sectores como la medicina, las ciencias de la Tierra y espaciales, entre otros.
La integración de la inteligencia artificial a la sociedad y, especialmente, en la educación, nos lleva a un futuro cargado de posibilidades, pero también de responsabilidades. Hay que utilizar la IA de manera consciente y responsable, entendiendo tanto sus capacidades como sus limitaciones. En el ámbito educativo, la IA puede transformar el aprendizaje, hacerlo más accesible y adaptarlo a las necesidades de los estudiantes, pero sin sustituir nunca el factor humano.
El futuro de la IA no depende solo del desarrollo tecnológico, sino de cómo elegimos utilizarla para satisfacer nuestras necesidades y valores. Si adoptamos la tecnología con una visión reflexiva y colectiva, podremos garantizar que este adelanto sea un impulso de mejora para las generaciones actuales y futuras.